Viajar más despacio, viajar lento

Viajar más despacio, slow travel

Vivimos en una época en la que viajar se ha vuelto tan accesible como asequible. Un fin de semana estamos en Londres de compras como el siguiente en Estambul haciendo una escapada de 3 días.

Nos preocupa más si hemos visitado todos los puntos que tenemos marcados en el mapa, corriendo de una atracción turística a otra, cogiendo 3 aviones en 2 semanas por tal de hacer una gira exprés por un país, que procurar buscar un tiempo de calidad inmersivo con nuestro nuevo entorno. Y aquí es donde queremos hablar del movimiento de base que ha surgido silenciosamente como una solución al agotamiento de los turistas y viajeros: los viajes lentos.

El concepto de viaje lento se desarrolló originalmente a partir del movimiento de Slow Food, que se inició en Italia en la década de 1980 como protesta contra la apertura de un McDonald’s en la ciudad de Roma. Este movimiento tiene como objetivo principal preservar la cocina regional, la agricultura local y los métodos de cocina tradicionales a través de la educación de los turistas y residentes locales.

Si hablamos de viajes lentos, o slow travel, nos referimos a aquellos que priorizan las conexiones: con la gente local, las culturas, la comida, el arte, el entorno, la naturaleza, etc. Definimos el viaje lento como una forma de pensar que rechaza las ideas tradicionales del turismo y se basa en la idea de que un el viaje ha de ser una experiencia inmersiva y sostenible tanto para las comunidades locales como para el medio ambiente.

En lugar de intentar exprimir tantos lugares de interés o ciudades como sea posible en cada viaje, el viajero lento se toma el tiempo para explorar cada destino a fondo y experimentar la cultura local: es más importante conocer bien un área pequeña que ver solo un poco de muchas áreas diferentes.

¿Cómo viajar lento?

Todo lo que se necesita es un cambio de perspectiva, cambiar calidad por cantidad y disponer de una nueva mentalidad para comenzar. Aquí hay algunos consejos para convertir tu próximo viaje en una experiencia realmente auténtica:

Vive como los locales

Habla con las personas con las que te cruces en tu destino y pregúntales a qué tipo de rincones favoritos acuden para comer relajarse, disfrutar o aprender. Ellos serán tus mejores guías ya que se conocen todos los rincones del pueblo, villa o ciudad como nadie.

Olvídate de las listas

En los viajes lentos, puedes cumplir el deseo de ver algún punto concreto que quieras ver. El resto, déjalo al azar porque si tus itinerarios están cerrados a cal y canto, descartarás por completo cualquier tipo de casualidad o sorpresa.

Muévete en temporada baja

La mejor manera de no ser visto como un turista que se mueve en hordas con el resto de turistas, es visitarlo fuera de temporada. Es durante el resto de meses donde no hay un exceso de población turística y los precios son menores. También se favorece a que la economía local siga circulando a lo largo del año. Y siempre será más fácil conectar con locales cuando no hay un exceso de foráneos, abriendo oportunidades para nuevas conversaciones y conexiones más significativas.

Muévete lento

Aparte de utilizar el transporte local y moverte por los alrededores, la regla general para llegar a conocer una nueva ubicación es pasar al menos 15 días allí. De está manera, podrás tener una idea general de cómo es la vida, cosa que no harás si solo estás durante 3-5 días.

¿Qué beneficios tiene?

Las bondades de optar por esta manera de conocer mundo son muchísimas, tanto para el que se mueve como para la comunidad visitada. Estas son algunas razones por las que te iría fenomenal viajar más despacio:

Despídete del agotamiento

No serías la primera persona que llegas más cansada de un viaje que cuando lo iniciaste. Tratar de ver o experimentar tantas cosas como sea posible en un corto período de tiempo es agotador.

En lugar de pensar en tu próximo viaje como una lista de cosas por hacer o ver, replantéatelo como una oportunidad de crecimiento, educación y desarrollo.

Conecta con otros

Aprende unas palabras en el idioma, entabla conversación con las personas que te rodean, acude a eventos locales. Reducir la velocidad te aportará conexiones únicas y muy interesante con la gente del lugar que visitas.

Ahorrarás dinero

Opta por alojamientos locales con oportunidades de hospedarte en casas de familias de la zona. Aprovecha para cocinar sin prisas si tienes una cocina disponible en el espacio alquilado: podrás investigar en los mercados qué ingredientes locales hay a tu alcance para sumergirte todavía más en sus sabores regionales.

 


Dicho todo esto, nos apetece irnos de viaje lento, muy lento, y dejarnos seducir por todos esos olores, sabores, palabras, naturaleza y personas que muchas veces pasan desapercibidos cuando no levantamos los ojos de la guía. ¿Te apetecería poner un poquito más de slow travel a tus vacaciones?

 

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